Robando mi nombre al silencio
Me pides quién soy, robando mi nombre al silencio.
Tú que latiendo perpetuamente en mi pecho
lo rellenas de tan invisibles confines
que solo mi atenta alma puede entrever
“limitando” así a mis amores de “agua marina”
en pequeñas “hojas de otoño”;
lo “Des-configuras” constantemente,
quemándolo y fusionándolo continuamente
para remodelarlo una vez más para otros instantes u otra vida.
No sabes mi amor, que mis rimas precipitan en él
y que las palabras, sólo por ti, huyen, cayendo de mi alma,
guiadas por la dulce “gravedad” de tus iris que orbitan en ella,
sintiéndome como un planeta con dos soles:
tan luminoso y vivo pero tan atraído que no puedo escaparme afuera de ti;
porque, a veces, buscando el sol encuentras “tus propias sombras”.
Me pides quién soy, robando mi nombre al silencio.
Tú que latiendo tan fuerte en mi corazón
lo recoges como pétalos caídos en el suelo,
cuando perdido,
para deslizarse así de la soledad
para no regalar así más territorio a la tristeza,
se arrastra en otra nueva sombra de ti misma.
No sabes mi amor, que mis latidos,
huyen, cayendo como gotas sin tintineos,
de una cama a otra cama,
buscándote siempre en una mujer diferente
sin encontrarte nunca en nadie equivalente;
tropezandome en nuevas habitaciones
despertando viejos temores
porque, a veces, buscando el sol, encuentras “tus propias sombras”.
Vilanova i la Geltrú el 23-10-2014
Robando mi nombre al silencio -
(Cien Grafitos de Verano) (c) -
Danubio BlackhoodMe pides quién soy, robando mi nombre al silencio.
Tú que latiendo perpetuamente en mi pecho
lo rellenas de tan invisibles confines
que solo mi atenta alma puede entrever
“limitando” así a mis amores de “agua marina”
en pequeñas “hojas de otoño”;
lo “Des-configuras” constantemente,
quemándolo y fusionándolo continuamente
para remodelarlo una vez más para otros instantes u otra vida.
No sabes mi amor, que mis rimas precipitan en él
y que las palabras, sólo por ti, huyen, cayendo de mi alma,
guiadas por la dulce “gravedad” de tus iris que orbitan en ella,
sintiéndome como un planeta con dos soles:
tan luminoso y vivo pero tan atraído que no puedo escaparme afuera de ti;
porque, a veces, buscando el sol encuentras “tus propias sombras”.
Me pides quién soy, robando mi nombre al silencio.
Tú que latiendo tan fuerte en mi corazón
lo recoges como pétalos caídos en el suelo,
cuando perdido,
para deslizarse así de la soledad
para no regalar así más territorio a la tristeza,
se arrastra en otra nueva sombra de ti misma.
No sabes mi amor, que mis latidos,
huyen, cayendo como gotas sin tintineos,
de una cama a otra cama,
buscándote siempre en una mujer diferente
sin encontrarte nunca en nadie equivalente;
tropezandome en nuevas habitaciones
despertando viejos temores
porque, a veces, buscando el sol, encuentras “tus propias sombras”.
Vilanova i la Geltrú el 23-10-2014
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